¡Ibiza vuelve! Y los rincones más hermosos de su costa os esperan en todo su esplendor para que disfrutéis de sus aguas, sus pintorescas casetas varadero, sus puestas de sol, su gastronomía marinera basada en el producto fresco local y toda la magia de una atmósfera única en el mundo.
Coged vuestras gafas de snorkel y acompañadnos para descubrir cuatro rincones marineros de extraordinaria belleza que no podéis dejar de visitar. ¿Listos?
Ses Cultivetes. Así se llama un pequeño tramo costero ubicado en Platges de Compte (Cala Conta), en el municipio de Sant Josep. A los pies de unos acantilados rojizos y de mediana altura, Ses Cultivetes es un rincón que se halla muy próximo al embarcadero de la playa en el que amarran las barcas de línea regular y cercano también al restaurante Ses Roques. Un pequeño enclave que se puede distinguir por las casetas varadero que lo pueblan y al que se puede acceder por una empinada escalera. Sus fondos marinos son espectaculares y las puestas de sol, con todas las islas e islotes de poniente en el horizonte, inolvidables.
Sa Caleta. En el mismo municipio encontramos Sa Caleta, una coqueta ensenada cubierta por típicas casetas varadero que ofrecen sombra y rústicos muelles sobre los que tomar el sol. En sus flancos se encuentran dos puntos de gran interés. Sobre la diminuta península de la izquierda tenemos el poblado fenicio de Sa Caleta, que nos ilustrará sobre el que, probablemente, fue el primer asentamiento fenicio de la isla. En el otro extremo, la playa de Es Bol Nou ofrece unas aguas cristalinas y fondos arenosos. Sa Caleta cuenta con una generosa pradera de posidonia que merece una buena sesión de snorkel.
Canal d’en Martí. Así se llama a un pequeño refugio pesquero que se halla al norte de la isla, en Sant Carles, junto a Pou des Lleó. La oferta gastronómica del lugar, en el que predominan las especialidades marineras de pescado y marisco fresco, son un acicate añadido a la belleza natural del entorno. Varaderos y muellecitos diseminados y sus fondos marinos llenos de vida completan una postal paradisíaca.
Cala Salada. En Sant Antoni nos aguarda una playa privilegiada por su ubicación, por sus vistas y por sus aguas. Orientada a poniente, Cala Salada permite contemplar puestas de sol mientras se disfruta de un entorno natural de primer orden. Con un tramo de muellecitos y casetas varadero y otro de arena, el visitante puede elegir el rincón desde el cual disfrutar de unas aguas únicas. Y, por supuesto, también cuenta con oferta gastronómica propia.
