Ibiza está colmada de calas increíbles, insólitos lugares donde pasar grandes momentos de sol y playa. Te queremos mostrar los lugares menos frecuentados de la costa, calas idílicas sólo aptas para los que se atrevan a explorar cada rincón de la isla sin preocuparles el desafío que suponga y estén dispuestos a prescindir de las comodidades de una hamaca o un chiringuito, pues lo que prevalece en estos lugares es la tranquilidad.
Varaderos de Sa Caleta, en San José
Son muchos los viajeros que confunden, incluso los propios ibicencos, la cala de es Bol Nou con el nombre que recibe la zona de Sa Caleta, que se esconde más al sur, la cual queda relegada a un segundo plano y no es tan frecuentada por quienes buscan playas de arena con servicio de restaurante y un fácil acceso al mar. Te queremos mostrar la belleza que se esconde tras la Caleta genuina, una zona que rinde homenaje por completo al arte tradicional de la pesca. Sa Caleta es un rincón entre las rocas rodeado de casetas varadero donde podrás contemplar con tus propios ojos la belleza de la Ibiza donde el tiempo no pasa. Aquí es fácil encontrarse con los típicos llaüts (embarcaciones propias de la isla) que salen o vuelven de faenar en busca del pescado del día.
Es Portitxol, San Miguel
Uno de los enclaves de acceso un poco más complicado es Es Portitxol, una bahía de pescadores situado en la costa de San Miguel, al norte de la isla. Llegar hasta aquí implica recorrer carreteras desconocidas para después llevar a cabo una caminata de unos 25 minutos que al alcanzar el lugar, hará que todo el esfuerzo haya valido la pena, pues la panorámica que contemplarás al llegar a sus inmediaciones no tiene precio. ¿Qué tiene de especial esta cala? Su geografía cerrada la convierte en una especie de lago entre acantilados, vegetación salvaje y aguas transparentes que te obligan a darte un baño. Un lugar tan increíble que no querrás marcharte.
Port de Ses Caletes, San Vicente
Si algo tiene el pueblo situado más al norte de la isla, es la inaccesibilidad de sus tesoros naturales. Se trata de Sant Vicent de sa Cala, una de las áreas más abruptas de Ibiza y que gracias a esta particularidad aún conserva zonas casi vírgenes donde recrearte en la magia de sus inhóspitos rincones. En este caso nos adentraremos en la sendas de Sant Vicent para acceder a una cala de pescadores donde no encontrarás a casi nadie que interrumpa la tranquilidad que aquí impera. Estamos hablando de Es Port de Ses Caletes, un rincón tan apartado que no creerás que todavía estás en la isla. Para acceder a esta cala debes seguir el camino serpeante que existe a la izquierda después del desvío al pueblo. Y cuando llegues allí… sólo déjate sorprender por la pureza del paisaje, sus aguas cristalinas y las pocas casetas varadero Una maravilla más de esta isla que nunca deja de sorprendernos.
Cala Mastella, Santa Eulalia
El norte del municipio de Santa Eulalia goza de una de las mejores costas de la isla. Esta área está poblada de un sinfín de playas y calas de arena de aguas cristalinas, pero mientras muchos visitantes prefieren clavar la sombrilla en las vecinas playas de Cala Boix o Cala Llenya, nosotros queremos llevarte a conocer una de las calas con más encanto de Santa Eulalia. Cala Mastella, una pequeña cala situada en la desembocadura de un torrente. Aquí las aguas limpias y el fondo de arena predominan en toda la zona de playa. Ideal para la práctica del snorkel y si exploras la parte de la izquierda encontrarás el conocido restaurante de El Bigotes, perfecto para los amantes de la cocina tradicional marinera, pues su menú de Bullit de Peix es único en sabor. La diferencia de este lugar del resto, es la tranquilidad que se respira.